Octubre del 2019 quedará en la memoria de los ecuatorianos, cuando el gobierno del Presidente Lenín Moreno, eliminó los subsidios a los combustibles, miles de personas se lanzaron a las calles en Quito en contra el plan de ajuste económico del gobierno nacional.

Los primeros fueron los transportista, posteriormente las organizaciones indígenas y opositores al gobierno, el estallido social dejó en evidencia una polarización política, lideradas por la CONAIE.

Un país pequeño con una participan desbordante de 16 candidatos a la Presidencia de la República, para las elecciones de este 7 de febrero del 2021, una polarización entre los que lideran la carrera en las encuestas Andrés Arauz, delfín del ex-presidente y prófugo Rafael Correa y el empresario Guillermo Lasso.

Los dos representan a la izquierda y la derecha que dividen al Ecuador que representan dos modelos de desarrollo económico totalmente opuestos.

Sin duda uno de los temas importantes de está campaña fue la economía, que arrastra graves problemas de años atrás, hoy está en una situación más crítica por los efectos de la pandemia de COVID-19.

El próximo gobierno sea quien fuere electo tendrá que hacerse cargo y resolver el problema de una economía que tiene una contracción cercana al -9% en del 2020, con pocos fondos para hacer caminar la reconstrucción económica.

La crisis sanitaria se suma la vertiginosa caída del precio del petróleo que es el principal producto de exportación del país, el cuál genera el mayor ingreso a los fondos públicos y la recaudación tributaria.

Sin duda el próximo Presidente de la República tendrá que pensar bien antes de tomar medidas económicas, ya que en una economía dolarizada, no puede imprimir dinero ni jugar con la devaluación monetaria.

La deuda pública alcanza el 70% del PIB, el déficit fiscal supera el 8%, según los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, sostienen que el Ecuador tendrá un crecimiento lento en los próximos años.

Los problemas que le esperan al ganador de la contienda electoral es hacerse cargo de un país con altos niveles de informalidad laboral, pobreza, que se han agudizado con la crisis económica global.

Otra preocupación para organismos como el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas, UNICEF, es la pobreza que se ha disparado al 38% y la extrema pobreza a cerca del 20%.

Frente al alto riesgo del país el Presidente de la República Lenín Moreno buscó rápidamente financiamiento externo en los organismos multilaterales como el Banco Mundial, el BID, la CAF y el FMI, esté último comprometió la mayor cantidad de recursos para poder sostener la economía ecuatoriana.

Finalmente, del préstamo con el Fondo Monetario Internacional de 6.500 millones de dólares, se han entregado unos 4.000 millones de dólares, el resto será desembolsado en la medida que se cumplan las condiciones exigidas, entre ellas la austeridad fiscal, reducción del tamaño del Estado y un aumento del Impuesto al Valor Agregado (IVA), las que son no tiene eco en los sectores de menores ingresos por considerarlas como un sinónimo de hambre y miseria.