La luz del sol se aprestaba a caer en el horizonte cuándo de pronto todo se movió con una fuerza que a su paso dejaba lagrimas, dolor, desesperación y muerte, Era día de triste recordación para los ecuatorianos, el día que tembló la tierra y solo dejo desolación, interrumpido por un fuerte movimiento, un terremoto de magnitud 7,8 que sacudió la costa ecuatoriana un sábado 16 de abril por la noche, más de 500 muertos, miles de heridos y varias ciudades devastadas, Manta, Portoviejo y Pedernales el epicentro del desastre.

Hoy se cumplen cinco años y aun los ofrecimientos del Gobierno Nacional del ex-Presidente Rafael Correa y de Lenín Moreno no se cumplen y las huellas del desastre están presente. Manta, Portoviejo y Pedernales siguen ciudades con vacíos.

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Recorrer las calles y los sitios más afectados da una sensación como que continúan allí, cercas de metal, lonas, madera o lo que se pueda muestran el abandono y falta de compromiso por quienes en su momento les ofrecieron ayudar para cambiar el dolor que dejo el terremoto del 16 de abril de2016 y la corrupción les arrebato.

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Mientras muchos esperaban y soñaban con un hogar desde el ministerio de Finanzas se utilizaba los fondos de la Ley de Solidaridad para otras actividades, porque, “no se pueden tener recursos ociosos”decían. Hay quienes hasta después de haber transcurrido cinco años, continúan esperando que llegue ese día y el gobierno cumpla con lo que les prometió.

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Si bien la realidad tiene un rostro diferente en estas ciudades de la costa ecuatoriana, las huellas siguen ahí presentes como que quieren decirnos algo y nos recuerda la magnitud de la tragedia, pero su población como buen ecuatoriano camina hacia delante buscando la recuperación, el desarrollo, un futuro mejor y más prospero.

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Finalmente, la esperanza es lo último que se pierde, esperan que el verdadero desarrollo de las ciudades afectas por el terremoto del 16 de abril de 2016, se concrete con el nuevo mandatario.

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