QUITO Y GUAYAQUIL SE UNEN EN CAMPAÑA PARA REDUCIR MUERTES POR EXCESO DE VELOCIDAD

Con un llamado directo a cuidar la vida en las vías, los municipios de Quito y Guayaquil unieron esfuerzos en la campaña “La velocidad mata, en estas fiestas baja la velocidad”, una iniciativa que busca reducir las muertes y lesiones graves por siniestros de tránsito durante las celebraciones de Navidad y Año Nuevo.

El eje de la campaña es un testimonio que estremeció al país. Mariana Loor, madre de dos adolescentes de 15 y 17 años, relata la pérdida de sus hijos en un siniestro de tránsito ocurrido en Guayaquil en el 2023. Junto a ella aparece su esposo, Bosco Mora, quien también perdió a su padre en el mismo hecho. Su historia pone rostro al dolor que deja el exceso de velocidad y busca generar conciencia sobre las consecuencias irreversibles de conducir sin responsabilidad.

Las cifras refuerzan la urgencia del mensaje. A escala mundial, los siniestros de tránsito provocan 1,2 millones de muertes cada año, y el exceso de velocidad está presente en una de cada dos muertes viales.

Según, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial. En el Ecuador, los siniestros de tránsito ya constituyen la quinta causa de muerte, afectando principalmente a personas jóvenes y en edad productiva.

Quito y Guayaquil concentran cerca de 1,3 millones de vehículos y el exceso de velocidad figura como la principal causa probable de los siniestros fatales. Históricamente, diciembre es uno de los meses más mortales, debido al aumento de la movilidad y a conductas de riesgo asociadas a las celebraciones de fin de año.

Por lo que, Quito se suma activamente a la campaña, apoyando su difusión a través de múltiples plataformas digitales municipales, con el objetivo de amplificar el mensaje, sensibilizar a los conductores y promover una conducción responsable que priorice la vida.

Finalmente, la articulación entre ciudades refuerza la necesidad de un esfuerzo conjunto y sostenido para enfrentar el exceso de velocidad, una conducta que sigue cobrando vidas y que puede prevenirse mediante comunicación efectiva, control y corresponsabilidad ciudadana.

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